Solo puedo estar agradecida del trato tan cariñoso y el servicio tan profesional y humanitario que nos han brindado. Mi primer parto en 2017 fue por cesárea de urgencias y con violencia obstétrica. Mi segunda hija nació el 20 de abril de 2020, en plena pandemia, y fue la mejor decisión que tomamos aun más con esta situación. 

Fue un parto vaginal en piscina, muy rápido, donde me sentí acompañada, escuchada, sostenida, animada con mi trabajo de parto, respetada, pudiendo beber agua cuando necesitaba, eligiendo las posturas que mi cuerpo pedía.

¡Gracias a Helen y a Nani por su trabajo que nos ha cambiado la vida! Repetiríamos con total confianza.